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La gloria del Señor deja el templo

Los querubines parecían tener debajo de sus alas algo semejante a una mano de hombre. Miré, y he aquí que había cuatro ruedas junto a los querubines; al lado de cada querubín había una rueda. El aspecto de las ruedas era como de piedra de crisólito. 10 En cuanto a su aspecto, las cuatro eran de una misma forma, como si una rueda estuviera dentro de otra rueda.

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